Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Mateo 14:15-16En estos versículos los discípulos tratan de aconsejar
a Jesús en cuanto
a lo que Él debe hacer. En cierto sentido, ellos aquí rechazan Su majestad. El Señor no siguió su consejo en cuanto
a despedir
a la multitud para que comprara comida, sino que instruyó
a Sus discípulos para que le dieran de comer al gentío. El milagro de dar de comer
a los cinco mil, es relatado en los cuatro evangelios.
Y este sólo hecho lo convierte en un milagro importante. Los apóstoles nombraron entre ellos mismos una comisión, para informar al Señor Jesús lo que Él debí
a hacer, pero Él les da el mandamiento de que sean ellos los que deben dar de comer
a la gente.
La iglesia se encuentra en un estado muy triste en el dí
a de hoy. Es ineficaz. Hoy tenemos pan espiritual para ofrecer
a todas las personas,
y sin embargo despedimos
a las multitudes. Los enviamos
a los psiquiatras para que reciban ayuda,
y al gobierno para recibir socorro. No acudimos
a Dios para resolver nuestros problemas; acudimos al gobierno
y a los recursos puramente humanos. Lo que nos falta es el poder del Señor Jesús. No es extraño que la iglesia sea ineficaz. Pero el Señor ofrece un remedio
a Sus seguidores. Se encarga de la situación. Hace un milagro con lo que tienen – dos peces
y cinco panes.
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