La creación de todas las cosas; la creación de Adán y Eva; la tentación por Satanás; Adán y Eva se rebelan contra Dios y pierden el huerto de Edén.
Dios creó la humanidad a Su imagen y en Su semejanza. Él nos hizo diferentes a todos los animales que Él creó, pues cada uno de nosotros somos seres trinos, con un cuerpo, un alma, y un espíritu. «Dios es Espíritu;y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren» (Juan 4:24). Ningún animal tiene un espíritu, ni está consciente de Dios, ni tiene la capacidad de adorar a Dios.
«Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase» - (no para ser dueño) (Génesis 2:15). El hombre tenía la responsabilidad de obedecer la Palabra de Dios, y de cuidar el huerto. Sin embargo, Dios permitió que el amor, la lealtad y la obediencia de Adán fuesen probados.
En el huerto de Edén somos introducidos a Satanás, el cual vino enmascarado como «la serpiente» (Génesis 3:1). También se le llama «el diablo . . . el enemigo . . . vuestro adversario . . . el que los acusaba»(Apocalipsis 20:2; ver Isaías 14:12; Mateo 13:39; I de Pedro 5:8; Apocalipsis 12:9-10). Satanás no se reveló como el enemigo de Dios o como el engañador e inicuo, que viene con la intención de destruir cada gozo humano. Su intención fue, y sigue siendo, impedir que el hombre obedezca a su Creador. Primeramente, Satanás trató de crear dudas sobre la verdad que Dios les había declarado. Él les quiso insinuar a Adán y a Eva que Dios estaba negándoles los mejores bienes de la vida. Por eso, Satanás les preguntó:«¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?» (Génesis 3:1). Después, siguió con sólo una parte de la verdad de lo que Dios les había declarado, lo cual se convierte en una mentira: «Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal». (Génesis 3:5). En ese momento, Eva escogió confiar en sí misma en vez de en Dios, y empezó a «codiciar» lo que solamente le pertenecía a Dios y a desatender la autoridad y la mayordomía de Dios. «Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría» (así ella decidió entrar sin derecho a la propiedad de Dios) « . . . y tomó de su fruto, y comió» (Génesis 3:6).
Eva se rindió a la codicia cuando deseó lo que Dios había reservado para Sí mismo. En ese día, Adán y Eva, el padre y la madre de toda la humanidad, decidieron comer del fruto prohibido. Ellos pecaron y murieron espiritualmente. Desde ese momento en adelante, todos los descendientes de Adán heredaron su naturaleza pecaminosa. «Así la muerte pasó a todos los hombres . . . »(Romanos 5:12).
EL ÚNICO CAMINO AL CIELO ES POR MEDIO DE JESUCRISTO EL SEÑOR.
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